El pasado 14 de septiembre de 2024, celebramos el Día Internacional de la Observación Lunar, una oportunidad para reflexionar sobre la contaminación lumínica, fenómeno que no solo dificulta la observación de estrellas y planetas, sino que también afecta los ciclos vitales de los seres vivos.
QUÉ ES LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
Es la introducción innecesaria de luz artificial en el medio ambiente, y se debe a la emisión de luz en intensidades, direcciones y colores inadecuados; afectando particularmente el brillo natural de cielo, los espacios naturales y paisajes sensibles, la flora, la fauna y a la salud de las personas. Ejemplos de fuentes altamente contaminantes se pueden encontrar en el alumbrado público, carteles publicitarios, estadios, grandes centros industriales, iluminación de centros comerciales, y en menor medida pero no menos importante, la mala iluminación exterior de residencias privadas.
IMPACTO DE LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA EN EL TRABAJO CIENTÍFICO
Afecta la calidad astronómica de los cielos de las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, donde próximamente se concentrará el 70% de la capacidad astronómica existente en el mundo. La contaminación disminuye la oscuridad de los cielos y con ello dificulta la observación. Además, muchas lámparas de exteriores emiten luz en el rango del espectro que utilizan los observatorios.
IMPACTO DE LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA EN SERES VIVOS
- Altera el ritmo de los ciclos circadianos en las personas (alteraciones en el sueño). Lo que puede generar diversos problemas de salud. Además de impactar la calidad de vida de las personas.
- Altera conductas en animales: sueño, migración, búsqueda de alimentos (desorientación), reproducción.
- Aumenta la mortalidad en especies nocturnas por debilitamiento de la vista y exposición a depredadores (30% de los vertebrados y más del 60% de los invertebrados son nocturnos).
- Genera iluminación indeseada en las viviendas.
- Provoca accidentes por deslumbramiento en carreteras.
CÓMO EVITAR LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
Para una iluminación exterior saludable y respetuosa con nuestra salud y el medio ambiente debemos tener en cuenta tres principios básicos.
Dirección y Objetivo: La iluminación debe ser útil y estar bien dirigida. En iluminación exterior las luminarias no deben emitir luz hacia el hemisferio superior, ya que toda luz que escape hacia arriba es innecesaria, derrocha energía y solo contribuye a la contaminación lumínica.
La luz debe ser dirigida sólo a donde es necesaria. Las luminarias deben estar apantalladas y dirigir su luz hacia abajo, evitando todo rayo de luz que escapa hacia la horizontal, y solamente iluminando las superficies que son necesarias.
Intensidad y Control: La luz no debe ser más brillante de lo necesario. Use el nivel de luz más bajo requerido. Hay que tener en cuenta las condiciones de la superficie que se va a iluminar, ya que estas pueden reflejar luz hacia el cielo nocturno. La luz debe ser usada sólo cuando sea útil. Utilice controles como temporizadores o detectores de movimiento para asegurarse de que la luz esté disponible cuando se necesite, se atenúe cuando sea posible y se apague cuando no sea necesaria.
Color: Limita la cantidad de luz de longitud de onda más corta (azul-violeta), utilizando luces de color cálido siempre que sea posible. Las luminarias de alumbrado exterior deben tener una temperatura de color inferior a 3000° K, ya que los fotones de luz azul se dispersan a través de la atmósfera con mayor facilidad que los de otros colores, dando como resultado un resplandor en el cielo que oculta la visión de las estrellas. “La luz de tono “blanco frío” (muy común en las luminarias LED) contiene un alto contenido de emisiones azules, las que además suprimen la producción de melatonina y tienen impactos negativos en la salud humana.
FUENTES
- Fundación Cielos de Chile
- Ministerio del Medio Ambiente (https://luminica.mma.gob.cl/)